Desde mi infancia tuve claro que quería ayudar a los demás. Me gustaba escuchar, empatizar con la persona que tenía delante, y poner mi granito de arena para se sintiera mejor.
Mi vocación estaba clara, a pesar de la oposición de mis padres. Les preocupaba que fuera demasiado comprometida, demasiado sensible… En cambio, yo estaba convencida de que ese compromiso y esa sensibilidad serían dos herramientas de gran ayuda en mi futura profesión.
Con esa convicción, estudié en la Universidad Pontificia de Salamanca, con un año de Erasmus en Francia, y me especialicé en Psicología Clínica.
Al terminar la licenciatura, inicié un periodo de formación muy intenso en diferentes lugares. Primero, un Máster de Psicología Clínica en Salamanca. Al año siguiente fui a vivir a Inglaterra, donde realicé diversas actividades de ayuda humanitaria. En 2012 me mudé Barcelona, donde me especialicé en el ámbito que más me apasiona: la neuropsicología. Cursé dos másteres de este ámbito: Neuropsicología y Neurología de la Conducta, y Rehabilitación y Estimulación Cognitiva.
Que fueron fundamentales en mi aprendizaje, como el Hospital del Mar, el Hospital de Santa Creu i Sant Pau, el Institut Guttmann, los CDIAP de Les Corts y Sant Marti, y la Fundación Pasqual Maragall, entre otros.
Siempre combinando la psicología clínica con la neuropsicología y la investigación.
En 2014 emprendí un laborioso camino de la manos del Dr. Peña Casanova y el Dr. Sánchez Benavides: mi doctorado en psiquiatría sobre datos normativos y esclerosis múltiple. Defendí la tesis en noviembre de 2019, con un magnífico resultado y un gran aprendizaje a mis espaldas.
Después de vivir unos meses en Holanda en 2016, me mudé a Logroño por amor y abrí mi consulta privada. También comencé a realizar trabajos externos de docencia, en la Universidad Pontificia de Salamanca y otras instituciones, y de divulgación, como redactora de artículos en los diarios El Mundo y La Rioja.
En la actualidad, reparto mi vida laboral entre la psicoterapia, la neuropsicología, la divulgación y la investigación.
Es una persona muy cercana, empática, de gran calidad humana. Hablando con ella, enseguida te sientes cómodo y comprendido. La conocí por un amigo, comencé a realizar terapia vía skype y estoy muy contento.
Jose (Salamanca)
Gracias a ella he salido del pozo en el que estaba metida. Ha conseguido que pueda creer en mi misma y que vuelva a ser una persona feliz tras sufrir un ictus.
Aina (Barcelona)
Natalia es una profesional brillante. Acudí a su clínica porque mi hija no quería comer, tenía discusiones constantes con su hermana, no hacía caso a su madre… En un mes, ya comía de todo y bien, no había gritos ni problemas y estaba tranquila en la escuela.
Javi, padre de Aina de 8 años (Barcelona)
Conocí a Natalia hace dos años y estoy encantada. Gracias a ella, he aprendido a valorar mi nueva vida después de sufrir un accidente hace cuatro años.
Mar (Barcelona)
Mi padre sufría pérdidas de memoria. Gracias a la evaluación de Natalia le diagnosticaron a tiempo y ahora, con sus talleres de memoria, la evolución es muy positiva. Para toda la familia han sido muy valiosos sus cursos para entender y gestionar mejor la enfermedad.
Carmen, hija de Manuel (Barcelona)
He visitado a muchos psicólogos, y no es fácil dar con alguien como Natalia; respetuosa, hace que te sientas cómoda desde el primer momento. Me ha ayudado mucho en mi separación y en mi adaptación a mi nueva vida en Nueva York. ¡Estoy encantada!
Sandra (Madrid)